
Vas caminado por las calles de Caracas, mínimo 3 taxis te tocan corneta para hacerte una “carrerita”, ahora, ¿cómo hacer que esto no suceda?
Era un jueves o viernes – ya no recuerdo bien- el caso es que mi mejor amigo se enfermó, estaba hospitalizado en la clínica Rescarven de Chuao , debo acotar que esta clínica no está cerca de ningún metro y hasta la fecha no conozco línea de autobuses que faciliten la llegada a la misma. Eran las seis de la tarde, mi mejor amiga y yo decidimos acercarnos hasta allá para poder ver a nuestro amigo.
El metro estaba abarrotado de gente – mas de lo normal – ley de Murphy, ese preciso día en ese preciso momento, cuando vas muy apurado, el metro presentaba fallas en una estación, hora pico, todas las personas que cumplen horario de oficina se empujan e insultan, todo por montarse en el primer vagón que pasa luego de 20 minutos de espera. Definitivamente tomar el metro y caminar hasta la clínica ya no era una opción.
Ni modo, había que agarrar un taxi, al fin y al cabo en la capital sobran y llegaríamos mucho más rápido – o al menos eso creíamos-, pero no fue así. La cola para agarrar un taxi en el Sambil - alias Mandril- era HORRIBLEMENTE LARGA, mi amiga me dice: “vamos al otro lado de la calle ahí pasará alguno y listo”, pues no señores, no es así de fácil, estuvimos una hora esperando un taxi y ninguno se paraba por la razón obvia de que ya tenían pasajeros, CLARO SI LA CAPITAL ESTA COLAPSADA PORQUE EL METRO NO SIRVE, ERA LÓGICO QUE 100 VENEZOLANOS HABÍAN PENSADO LO MISMO Y EVIDENTEMENTE MUCHÍSIMO ANTES QUE NOSOTRAS.
No teníamos otra opción, hacer la cola del Sambil y tener muchísima paciencia era la única solución, total algún día llegaríamos. De repente mi amiga ve un taxi al otro lado de la calle – en donde ya habíamos estado una hora esperando- sale corriendo, el señor le dice que si nos llevará, me hace señas para que cruce la calle rápido, el semáforo a punto de cambiar , me dispongo a cruzar y… ¿adivinen qué? Si, eso pasó, el semáforo cambió justo cuando yo corría por la mitad de la avenida para que los carros no me atropellaran, parecia la propia liebre esquivando tigres.
Ahora yo me pregunto: ¿todo esto para agarrar un taxi?...definitivamente ser venezolano es una aventura. Tener carro es pasar de 2 a 3 horas diarias en cola, sin contar la posible gastritis por la espera y la desesperación de que vas a llegar tarde a todos lados a pesar de que te levantaste a las 4 am.
No tener carro es aguantar los empujones del metro, los tipos que te dicen “mami lánzame un hueso para hacerte en un sancocho” y de vez en cuando eres víctima de los insultos de un chofer de camionetica - que esta obstinado de la vida que lleva- porque ese día el número de “insultemos a este pasajero” te lo ganaste tú. En fin quieres una vida poco monótona y a veces no tan divertida, no lo piensas más, múdate a Caracas y encontrarás lo que buscas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario